JUGANDO A SER MAYORES
¿Quién no ha visto nunca a las niñas pequeñas reunirse para imitar a sus madres y pintarse juntas las uñas, o hacer como que se maquillan? Es más que evidente que desde pequeñas las mujeres son muy conscientes de la importancia de su propia belleza, y no es nada que tenga que ver con una educación sexista, no, ellas disfrutan arreglándose el cabello y maquillándose, eligiendo vestidos y bolsos y viendo desfilar por las pasarelas a modelos de alta costura.
No hay nada de malo en potenciar estas actividades entre el público infantil femenino, evidentemente siempre y cuando las niñas quieran hacerlo y no se vean obligadas a competir en concursos de belleza en los que se presenta una imagen completamente distorsionada de la infancia, en este caso ya no se estaría tratando de un juego inocente, sino de un caso más que evidente de explotación infantil.
Sin llegar a los extremos, es en parte algo muy beneficioso que las niñas se interesen por las actividades que ven hacer a sus mayores. Además, es una buena forma de socializar con otras niñas, pues este tipo de acontecimientos crea un ambiente de amistad que se puede fortalecer con el paso de los años a medida que van creciendo.
Eso sí, conviene que siempre haya alguien responsable alrededor, asegurándose de que todo se realiza sin inconvenientes, quizás incluso ayudando sutilmente a las niñas a “ponerse más guapas”, así se sentirán también un poco mayores y si se hace bien no se verán abrumadas por el sentimiento de que las están controlando.
Por otro lado, lo mejor es no tratar de imponer estas actividades por la fuerza, o intentar que les gusten si en realidad nos damos cuenta de que nuestras hijas no tienen ese gusto por la belleza y la moda. Seguro que cuando vayan creciendo lo desarrollarán.
Una de las principales preocupaciones de los padres primerizos es la de escoger adecuadamente los juegos para niños. Todos estamos de acuerdo en que cada edad debe tener unos ciertos intereses, y que algunos juegos resultarán más beneficiosos que otros en cada una de las etapas del crecimiento. Además de seguir las consideraciones educativas, es importante, por supuesto, que el juego guste al niño y le ayude a desarrollar sus propias habilidades.
Durante los primeros meses, los que llamarán más su atención serán aquellos que le estimulen sensorialmente, mediante colores diversos, sonidos o movimiento. Es muy importante que los juguetes que le proporcionemos cumplan estas características. No debemos preocuparnos tanto por la forma; aunque, evidentemente, también tiene su relevancia, es totalmente normal que al principio no sean capaces de identificar su función, por mucho que nos esforcemos.
Cuando el pequeño comienza a ser consciente de las “reglas” del juego, es cuando empiezan a resultar muy interesantes los puzzles y juegos de mesa. Le servirán para desarrollar su capacidad analítica y su concentración, y a asimilar normas sencillas. Por supuesto, la complejidad tanto de uno como de otro debe ir variando y ascendiendo en función de su edad. Siempre debemos estar muy atentos a las recomendaciones del fabricante, para no adquirir un juguete inadecuado, que pueda redundar en desinterés o incluso frustración por parte de nuestro pequeño.
No debemos tener miedo del gran “coco” de los videojuegos. Lejos de lo que muchos piensan, son una excelente herramienta para desarrollar numerosas competencias, y en modo alguno resultan un medio de alienación y aislamiento del mundo. Claro está que, al igual que con cualquier otro juego para niños, debemos estar atentos y acompañarles siempre que nos sea posible. En Internet podemos encontrar actualmente numerosas páginas con ejemplos de juegos para niños de todas las edades, con un gran valor educativo.
En el siguiente vídeo, expertos psicólogos y pedagogos nos dan una orientación sobre la etapa más difícil del crecimiento, la que se encuentra entre los 9 a los 12 años. Conoceremos su inclinación natural hacia determinadas actividades, sus cambios y como siguen comportándose con respecto a los juegos.