Decorar con velas y piedras

Decorar con velas y piedras: todo lo que necesitas saber

El uso de velas con fines decorativos, además de lumínicos, se remonta al 3.000 antes de Cristo, cuando las edificaciones y templos egipcios utilizaban cera de abejas para elaborar estos productos. Dado que la piedra encabeza la lista de elementos más abundantes en el planeta Tierra, parece lógico que la decoración de velas y piedras sea un tándem habitual en el mundo del interiorismo.

Un primer paso consiste en seleccionar los materiales. Para las velas, la opción más clásica es la copa, el frasco de cristal o el recipiente porcelánico, sin más adornos ni colores que los que incorpore la propia vela. En decoraciones nórdicas y minimalistas, el uso de tonos neutros será acertado. En caso de aspirar a un estilo más vistoso y llamativo, siempre se pueden colorear los recipientes con patrones y diseños coloridos, que casarán bien con dormitorios infantiles y juveniles.

Respecto a las piedras, la oferta también es generosa, siendo los cantos rodados una de las mejores opciones. Las rocas al natural, por su parte, darán un toque rústico y salvaje a cualquier decoración, mientras que las pulidas y personalizadas con témperas o similar no pasarán desapercibidas entre tus invitados y huéspedes.

Si estás decidido a decorar con velas y piedras una vivienda, oficina o local comercial, es importante meditar cuál será la distribución de los materiales seleccionados. Su ubicación debe decidirse atendiendo a propósitos funcionales, no sólo estéticos. Una composición de velas y rocas pueden combinar bien con las cortinas del salón, pero sería una temeridad prender una llama cerca de tejidos inflamables.

En este sentido, las piedras son versátiles y pueden colocarse en diversas posiciones, pero las velas requieren una superficie plana y lisa o un soporte con un mínimo de estabilidad. De este modo, la cera se derretirá de manera uniforme y segura, sin salpicar materiales ni objetos cercanos.

Si decides utilizar soportes para tus velas, estos deben armonizar con la estética de las piedras que los acompañen. Generalmente, las velas aromáticas se comercializan en formatos que elevan su valor estético; a falta de estos o como alternativa, los soportes y portavelas de diseño pétreo son una opción recomendada. Los inspirados en faroles metálicos agregarán un elemento compatible con la piedra. Otra idea interesante es agregarle cordeles de rafia o similar.

En caso de que el soporte no lo integre, otro accesorio útil es el protector de vela, pensado para salvaguardar la llama de las corrientes de aire, una amenaza común durante el periodo estival. Estos productos también evitarán que los más pequeños puedan quemarse accidentalmente mientras estudian o juegan.

Pero las velas no sólo desprenden un olor agradable y embellecen su entorno: también iluminan de forma especial, más natural que cualquier bombilla o LED artificial. Una forma de potenciar este aspecto es escoger zonas de la casa donde interese crear un ambiente tenue y relajante, como el jardín, la terraza o ese rincón de lectura en el salón, donde decorar con velas aromáticas será un acierto.

Decantarse por situar las velas en el exterior puede ser un acierto, por la posibilidad de aprovechar las piedras y rocas que naturalmente abundan en zonas ajardinadas. En porches y jardines, generarán puntos de luz durante la noche, funcionales y agradables para la vista. Pero no todo serán ventajas; la decoración de velas perfumadas perderá aquí una de sus funciones más características: aromatizar el entorno, pues las moléculas portadoras de la fragancia se diluyen rápidamente al aire libre.

En definitiva, las velas aromáticas para decorar ambientes son excelentes compañeras de las piedras y de otros materiales de origen natural. Conjuntamente, aportarán ese punto luminoso y original a tu decoración hogareña.