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¿Invertir en Pinturas o en Giclées? Un análisis hacia la mejor inversión

El mercado de las bellas artes está en auge: parece que cada día, otro récord de subastas se fija para “el precio más alto jamás pagado…”. ¿Qué significa eso para la pintura que compraste hace unos años? Puede aumentar en valor, o puede ser tan vendible como el proyecto de artesanía con pasta de tu hijo.

¿Pero cómo lo puedes saber? Bueno, como con cualquier inversión, necesitas investigar e ir más allá de tu zona de confort. El mercado del arte es caprichoso, y no hay garantías de rentabilidad, pero con un poco de trabajo e investigación podrías llenar tu casa con pinturas que quizás ofrezcan activos dignos en el futuro. Es necesario considerar estos consejos para elegir “arte fino” e identificar el Miguel Ángel de los macarrones.

Ideas originales en inversión: Pinturas y Giclées

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Entras en una Art Gallery y te enamoras de un cuadro de 5.000 dólares, pero no puedes costear ese precio. El dueño de la galería te muestra una selección de la obra del mismo artista por un humilde valor de 500 dólares, explicando que las piezas son giclées. Un giclée es una impresión hecha a máquina, una reproducción impresa con alta calidad, en papel fino o lienzo, que puede rivalizar con el original pero sigue siendo una copia.

La originalidad de una obra de arte es lo que le da su valor, así que un cuadro original siempre valdrá más caro que una reproducción impresa. Mientras que un giclée puede venir etiquetado con superlativos como “calidad de museo” o “archivo” y el vendedor te puede ofrecer un certificado de autenticidad, pero nunca será tan valioso como un original. Algunos artistas y tasadores, incluso ven a los giclées como un truco para artistas nóveles y coleccionistas neófitos.

Aun así, no se puede negar que un giclée pone el arte fino al alcance de muchos entusiastas, y mientras que un certificado no da mucho valor a la copia, una firma fresca sobre un dibujo original hecho por el artista, podría aumentar considerablemente su valor futuro.

Se pueden escuchar historias de giclées que se exhiben con orgullo en instituciones tan nobles como el Museo Británico y el Museo Metropolitano de Arte, pero las piezas que se conservan en estas colecciones son impresiones en edición limitada de imágenes digitales (o falsificaciones digitales), como “Nido y árboles” de Kiki Smith en el MET, que no son reproducciones de pinturas originales. Sin embargo, los museos venden versiones giclée de obras maestras para generar ingresos. Este tipo de arte, aunque agradables para el ojo y el alma, realmente no atraerán ningún lucro considerable a futuro, y su función puede ser simplemente la de adornar un espacio.